lunes, 15 de octubre de 2007

Para la siesta


Protagonizaron un bodrio en Bogotá y terminaron en un previsible empate sin goles. El local estuvo más cerca ante un equipo de Dunga que dejó mucho que desear.
Hubo que esperar 40 minutos para ver acción. En el Campín de Bogotá, el árbitro Amarilla salió a recorrer el campo de juego a la hora del partido. La pelota no picaba por la lluvia. Se pospuso y finalmente Colombia y Brasil pudieron debutar en las Eliminatorias sudamericanas para el Mundial de Sudáfrica 2010.

Kaká, Ronaldinho, Robinho... Dunga no se guardaba nada para la primera fecha. Pero el fútbol no aparecía en el primer tiempo. Colombia paró un 4-4-2 ordenado, con David Ferreira más suelto, generando juego. Y Falcao y Rentería arriba, obligando siempre. El partido, lento y sin llegadas, aburrió en los primeros minutos.

Los cachetazos llegaron casi todos juntos. Primero reclamaron los brasileñon un penal inexistente sobre Gilberto Silva, a los 11. Dos más tarde, con razón, los locales también pidieron pena máxima. Es que Juan lo tomó claramente a Rentería cuando giraba en el área. Amarilla se hizo el zonzo. Un cabezazo de Rentería que tapó Julio César fue la más clara del primer tiempo.

En algún momento iba a responder Brasil. Ronaldinho apareció en el área. Tiró la bicicleta típica pero casi siempre efectiva, y remató de derecha. El arquero colombiano, Agustín Julio, supo desviar el tiro al córner. Pero en seguida contraatacó Colombia. Desbordó Falcao por la derecha y envió el centro pasado para Rentería, que cabeceó incómodo a las manos de Julio César. Colombia no se animó a más en la primera etapa. Parecía que si aceleraba, o si los compañeros de David Ferreira se contagiaban de la habilidad y las ganas del volante, Colombia hubiera podido llegar al gol.

Para el segundo tiempo poco cambió. El partido aburrió definitivamente. José Luis Pinto mandó a la cancha a Totono Grisales y a Aldo Ramírez. Con los cambios, Colombia fue mucho más preciso y profundo. Pero careció de potencia en el área para poder vencer a Julio César.

Brasil defraudó. Ni Kaká, ni Ronaldinho, ni Robinho marcaron la diferencia en ningún pasaje del partido. No se notó la jerarquía ni lo que valen en los escritorios. Eran del montón. Tampoco Baptista, verdugo de Argentina en la final de la Copa América, pudo hacer mucho cuando ingresó en el complemento. Un partido mediocre.

La Selección Colombia irá a Bolivia por la segunda fecha. Brasil en cambio recibirá a Ecuador, y se espera que despierten sus figuras. Hay que tener cuidado, porque cuando se despiertan son mortales. Que sigan dormidos.