Boca, por ahora, es un equipo a semejanza de Borghi: no vuela. En Mendoza mostró que aún le falta rodaje al nuevo dibujo. ¿Lo mejor? Haber sacado un punto.
Fóbico a los aviones, Claudio Borghi optó por viajar a Mendoza en su auto particular mientras el plantel lo hacía vía aérea. La decisión del DT resultó ser, en definitiva, la mejor imagen para pintar lo que fue este debut de Boca en el Apertura. Un equipo que ya está en pista, carreteando, chequeando si todo está en orden, pero al que todavía le falta para levantar vuelo. Así, en formación, con poco rodaje, con los lógicos nervios del debut, el punto vale. Mucho más si uno se queda con esos últimos diez minutos del partido, cuando Godoy Cruz lo acorraló y lo pudo haber ganado.
No hay mejor medida, en este tipo de arranques, que mantener los pies sobre la tierra. En suelo firme. Para que la ilusión despegue, primero habrá que analizar dónde se está parado. Y a este Boca le faltan kilómetros por recorrer. En Mendoza mostró fallas, especialmente en la mitad de la cancha. No es un dato menor porque el propio Bichi ve en el mediocampo el lugar donde se definen los partidos. Pero el funcionamiento colectivo no fue del todo aceitado. Falta enlace y sincronización entre las líneas. El equipo estuvo como partido en tres. A ver: Atrás. El entendimiento entre Cellay, Caruzzo e Insaurralde fue aceptable. Si bien Godoy Cruz llegó al arco de Lucchetti, el bloque formado por los tres nuevos se movió acertadamente. No es casual. Los tres saben lo que es jugar con ese dibujo defensivo y también tuvieron chances de ensayarlo tanto en la gira por Oceanía como en las prácticas de fútbol en Casa Amarilla. El problema fueron los pelotazos cruzados porque los dos carrileros (Méndez y Giménez) no tienen características defensivas y les cuesta a la hora del retroceso. Se vio en el gol rival: Giménez, por su falta de oficio, intentó bajarla con el pecho en lugar de revolearla al córner y sin querer se la dejó servida a Russo. Una buena a favor de Borghi: sus carrileros titulares son Fierro y Clemente.
En el medio. Fue, quizás, la línea más desconectada de las otras dos. Los carrileros, así como quedaron en deuda a la hora de defender, no pasaron demasiado la línea de la pelota para mostrarse como descarga y llegar hasta el fondo. Méndez tuvo un toque prolijo y preciso, participó del circuito y hasta mandó el centro para el empate de Viatri. Pero desnudó su falta de dinámica para aparecer por sorpresa en el ataque. Giménez, más rápido y vertical, no participó tanto de la generación pero tuvo una llegada en diagonal que casi termina en gol. A Battaglia y Medel, en tanto, les costó acomodarse. Ramírez recibió muchas veces solo.
Adelante. Con Escudero intermitente, sin socios para la creación y sin volantes que abrieran la cancha y desbordaran para tirar centros, Viatri y Palermo se las rebuscaron bastante bien pese a la falta de abastecimiento. Ambos bajaron a buscar la pelota, no tuvieron el egoísmo del goleador y lo positivo es que casi ni se chocaron.
Al fin y al cabo, el empate no le cayó mal a este Boca, que, como su entrenador, por ahora viaja en auto, no en avión.
Godoy Cruz se aprovechó de los desacoples defensivos de Boca y lo madrugó. El equipo de Borghi la peleó, empató con un golazo de Viatri y terminó buscando hasta el último minuto.
No alcanza con las intenciones pero muchas veces son señales para todos. Boca debutó en Godoy Cruz con un empate que por momentos pareció mucho y por otros pocos, pero que quedó claro en los 90 que el protagonismo no va a faltar.
Los cambios de posiciones a los jugadores que planteó Borghi con su sistema defensivo (tres atrás) se sintieron. No se aceita de un día para el otro y menos con la camiseta de Boca en la espalda. Así sufrió por las bandas en más de una ocasión. "Es cierto, Matías (por Giménez) sufrió la falta de costumbre", dijo el Bichi para excusarlo del gol de Godoy Cruz. Ese 1 a 0 los hizo reaccionar. Boca no empezó a jugar bien pero sí comenzó a adelantarse en el campo.
Tanto insistió que las chances, sin un juego vistoso, llegaron. En una de ésas, Viatri (la figura) inventó un golazo con pecho y derechazo. Boca pareció entonces hacerse dueño de la historia con el regreso de un Battaglia intacto.
Godoy sintió el golpe. Y Palermo, en el inicio del segundo tiempo, tuvo su chance pero el palo le dijo que no. La presión siguió y el partido se planteó claramente: Boca con la necesidad de los tres puntos se desprotegía algunas veces. Los mendocinos esperando agazapados esa contra (tuvieron una que dio en el palo, también) que les diera el triunfo.
Se quedaron los dos con las ganas. Boca sufrió sus desacoples defensivos y la falta de un conductor claro (la entrada de Chávez no alcanzó) y Godoy terminó con un empate con sabor a poco.