miércoles, 11 de agosto de 2010

Juan Roman Riquelme se queda en Boca 4 años más



Ameal casi se entierra de tanto defender a Riquelme y precisó la ayuda ¡de Macri! para aprobar el contrato. Al final lo logró y se firma hoy, pero la interna del club está más caliente que nunca.

El contrato de Riquelme fue una excusa. Apenas eso. Lo que se discutió durante estos tres meses es política. La historia terminó ayer con la aprobación por nueve a ocho a favor de la continuidad de Román, en una votación que no registra precedentes en Boca en la era moderna. Ameal perdía 8-7, empató con su voto en su carácter de integrante de la CD y desempató como presidente. Hoy, si no hay una interna para ver qué color de tinta se usa, negra o azul, Riquelme firmará su contrato por cuatro años más. Pero el tema lo excede, claramente: “La economía del club nunca estuvo en peligro”, admitió uno de los que se opusieron. Para ratificarlo, basta con mencionar que todos los otros pases que Boca hizo en este receso, las compras y las ventas, fueron aprobadas ayer por unanimidad sin que nadie informara ni medio número. Y ojo, que alguna de las adquisiones (si se incluye el contrato) involucra un volumen de dinero similar al que se eroga por el nuevo vínculo con el 10.

Lejos de la tranquilidad que se suponía iba a llegar después de la votación del viernes, en la que se aprobó informalmente el contrato de Riquelme, ayer las discusiones en la Bombonera volvieron a calentar el invierno. Las principales se dieron en presidencia, cuando el tesorero, Daniel Angelici, hizo alarde de tener los votos para rechazar el contrato. Y los tenía porque Ameal había perdido el de Juan Carlos Crespi, quien está en Irlanda junto a la Selección. José Beraldi, entonces, discutió muy fuerte Angelici. Y Jorge Amor Ameal amenazó con renunciar: “Si pierdo la votación, me voy. No le puedo hacer esto a este muchacho (Riquelme) a dos días del cierre del libro de pases cuando el viernes le dije que estaba todo acordado”. Para ese momento, los macristas juntaban nueve votos gracias a la presencia de algunos vocales que no habían estado el viernes y al voto de Cristian Quintiero, quien la semana pasada había votado a favor de la renovación y que había sido disciplinado por su bloque durante el fin de semana. ¿Cómo se dio vuelta la historia? A través de Mauricio Macri.

El ex presidente del club y actual Jefe de Gobierno de la Ciudad, el hombre que desde las sombras (o no tanto) fogoneó la oposición al nuevo vínculo con el 10, bajó la línea de preservar la institucionalidad. Claro: la renuncia de Ameal hubiera desencadenado otras, el club habría quedado inmerso en un caos, acéfalo, y, en verdad, hoy por hoy, el ingeniero tiene suficientes problemas en la ciudad además de no tener un nombre del palo como para postular a eventuales elecciones. “Al final del día, se votó por la continuidad de Ameal más que por el contrato de Riquelme”, definió otro de los hombres que responden a Mauricio.

El resto fue una puesta en escena para los que no habían estado en la cocina. Cuando llegaron a la sala para la votación, Matías Ahumada repartió entre los presentes un escrito con un estimado del resultado para el período 2010-2011, que arrojará una importante ganancia, aun con el contrato de Riquelme (ver Superávit ). Después sí, todos levantaron la mano.

-Bueno, estamos empatados ocho a ocho -dijo Zemborain, el Secretario que votó por la negativa.

-No, defino yo: es nueve a ocho -lo corrigió el presidente.

Y hubo aplausos. Y algún grito destemplado que llegó sin filtro a los oídos de los periodistas: “¡Ahora nos vamos todos a comer panqueques a Santino!”, gritó un hombre de Ameal en referencia a la actitud que había tenido Quintiero, que había pasado del sí al no y de ahí a la abstención, un simple instrumento dirigido a control remoto. Al mismo tiempo, Ameal intentaba relajarse en su oficina después del día en que más cerca estuvo de dejar de ser presidente. Ahora tiene a Román. Y el 10 será el encargado de escribir el resto de la historia.