domingo, 12 de octubre de 2008

Costo mucho


A menos de dos años del Mundial, Paraguay se afirmó como líder y está cerca de clasificarse. Cabañas acertó con un centro y la defensa aguantó.

Paraguay hace cuentas y, al cabo de los ejercicios, no puede cerrarse al optimismo. Incluso en una hipótesis desfavorable, la proyección en el desarrollo de las Eliminatorias lo deposita en el Mundial: con ocho puntos de ventaja sobre el quinto (Uruguay), última posición que concede chances de pasaje a Sudáfirica 2010 mediante repechaje, resulta difícil imaginar que el equipo de Gerardo Martino, de los próximos 27 puntos en juego, no vaya a conseguir un piso de ocho unidades (con 28, Ecuador fue el 4° para Alemania 2006). La estadística, además, le hace un guiño: desde que rige la competencia larga en Sudamérica, resuelta para Francia 1998, nunca faltó a la Copa del Mundo aquella selección que acabó como líder en la primera ronda.

Los del Tata tienen estilo. Han conseguido una línea y, con el estímulo de una cosecha constante (apenas un empate más que la estupenda campaña de Argentina, con Marcelo Bielsa, en la fase inicial rumbo a Corea-Japón 2002), no se han apartado de ese bosquejo que los muestra con solidez del medio hacia atrás, capacidad para la recuperación y eficacia en ataque.

A conciencia de la urgencia de Colombia, Paraguay obstruyó el camino a Villar. Aguantó en el arranque, cuando el local engañó con una búsqueda profunda que, al cabo, fue superficial. Y, ya en ventaja, con el centro de Cabañas que terminó adentro por la liviandad de la pelota y de Agustín Julio (reaccionó con demora y no cubrió el primer palo), se acomodó sin problemas al toqueteo colombiano, siempre con una cadencia apta para el agrande de defensores rivales. Colombia tampoco reniega de su estilo, pero debería someterlo a revisión. Por ejemplo, sirve el juego ancho con el que tanto insiste si le adosa un pase profundo, que supere piernas ajenas y encuentre un receptor en posición de convertir. Apenas una vez lo intentó, en el inicio, con Yepes como lanzador. Asimismo, el ritmo que la da al traslado, con la ausencia de un intérprete capaz de pasar de 0 a 100 en un instante, se transforma en el anuncio de un ataque previsible, de lectura sencilla para una defensa atenta.

La elección de Villar como hombre top no debe promover la confusión: así se destaca a quien brindó seguridad ante cada remate exterior. Eso es Paraguay, un resumen de prestaciones confiables, sin exceso de brillo, pero rocoso al fin...

Fuente: www.ole.com.ar