Argentina juega contra Colombia y contra un campo desparejo que preocupa mucho a Diego por eventuales lesiones. Ayer le pasaron pintura verde, pero... Y sí, el pasto se mancha...
Maradona boconeó porque es la cancha de River. El vio un video que tiene 96 horas. Ahora la cancha es otra cosa. No está perfecta, por supuesto, pero tampoco es un desastre. Se puede jugar tranquilamente, en tres días mejoró muchísimo".
En los pasillos del Monumental no cayó para nada bien que Diego dijera que el césped de River estaba en peores condiciones que los potreros de Villa Fiorito. Que era, básicamente, un pisadero. Incluso, hay quien avisa que no habrá honores para el DT por parte de los empleados del club, "sólo indiferencia".
Las fotos registradas ayer demuestran que el entrenador de la Selección podrá haber exagerado con las figuras elegidas para ilustrar la vida de la gramilla, pero de ahí a encontrarse el suelo "visualmente 7 u 8 puntos, 100% nivelado, sin ningún pozo, y con una garantía total de pique y deslizamiento normal de la pelota", tal cual le explicó Harry Martínez, Gerente de Coordinación y Planeamiento del estadio, a Olé, hay un campo. No se pudo pisar, recorrer el césped, apenas divisarlo, adivinarlo desde la pista de atletismo, y de un pantallazo general, este diario observó un estado no acorde a un compromiso internacional. En criollo: se puede jugar, sí, pero los jugadores seguramente hoy chumben, y no sólo pelotas... Diego ladrará seguro: ayer, contó un colaborador suyo, vio un último video recién salido del horno y volvió a convencerse de sus declaraciones.
Sobre todo, los bajitos, los talentos, los habilidosos, ésos que viven de fintas, de quiebres de cintura, gambeta en velocidad, toque al ras. El estado de la hierba (o la falta de) podrá atentar contra su juego. Contra el juego de Argentina. Diego teme que la pelota rebote todo el tiempo. Justo, para colmo, en una tarde-noche que resultará clave para la presencia del team en Sudáfrica 2010. No ganarle a Colombia complicaría seriamente la clasificación. Por eso tanta preocupación. Por eso, "y porque tenemos miedo de que se lesione un jugador. Para nosotros directamente no se puede jugar en estas condiciones", filtró zozobra un integrante del cuerpo técnico en su círculo íntimo. De hecho, de concretarse alguno de los miedos, arrancaría el operativo mudanza. A La Boca, Central, u otro punto del Interior, anhelo de Diego desde su asunción, movida que, por cierto, no podría hacerse al menos durante estas Eliminatorias, por reglamentación de la FIFA (la de River es la única homologada) y cuestiones contractuales de la AFA con auspiciantes.
El recital de Los Piojos fue el sábado pasado. Unas 65.000 personas estuvieron despidiendo hasta quién sabe cuándo a la que era la banda más convocante del país. Muchos pies pasaron por la hierba, el pogo nunca puede ser aplacado del todo por las planchas protectoras del piso. Por eso, desde el domingo que se vienen realizando trabajos de refaccionamiento, que incluyeron descompactación y alisado, siembra de semillas (las palomas, agradecidas), pero nada de cubrir las zonas más afectadas, tierra cruda, con paneles de césped. "No hizo falta, a principio de año cambiamos el suelo entero, y eso posibilitó que el terreno reaccionara en forma positiva", apunta Martínez. Pero, en realidad, en seis días no caben milagros. Así pues, la empresa contratada por River para cuidar el campo de juego recurrió, además de prohibir que se toque el pasto y de limpiarlo a mano, al maquillaje: máquinas rociaron, entonces, de verde a las hojas, "por estética, y para que el jugador no crea que los cambios de color son desniveles", explicaron en Núñez.
Hoy se sabrá quién le pinta la cara a quién.
sábado, 6 de junio de 2009
Desde lejos no se ve
Etiquetas: Argentina - Colombia