miércoles, 9 de septiembre de 2009

Paraguay SI, Argentina ¿quien lo sabe?


Paraguay está en el Mundial, Argentina apenas en... el ¡repechaje! La Selección no pudo ni supo recuperarse del golpe contra Brasil, jugó peor que en el partido en Rosario y se volvió de Asunción con un derrota dolorosa. Muy dolorosa.

El equipo fue de tibio a congelado. Sin ideas en ofensiva, sin recuperación en el medio y sin solidez en la última línea. Así es muy difícil ganar en Paraguay, en Rosario o en el complejo de la AFA en Ezeiza. Sin respuestas físicas ni futbolísticas, Argentina tendrá que agradecer que Paraguay no le haya hecho más de un gol. Encima, Verón vio la doble amarilla y Argentina debió intentar la hazaña imposible con uno menos durante cuarenta minutos. Ni los desesperados cambios de Maradona metiendo a Palermo y Schiavi, ni los intentos de Lavezzi (entró por Dátolo) para cambiar lo que rápidamente se vio como la crónica de una derrota anunciada.

Cabañas no es el mejor del mundo pero jugó un primer tiempo como tal. Haedo no es un estación del Sarmiento sino un tren al que Zanetti y compañía vieron pasar y no le pudieron ni ver el número de la camiseta. Paraguay no es una gran potencia ni venía con su mejor nivel. Pero no necesitó de mucho para disimular falencias de los últimos tiempos. Luego de bancar unos cinco minutos en los que Argentina (Verón mediante) parecía dispuesta a quedarse con el control de la pelota, los paraguayos se aprovecharon del desorden general del equipo argentino.

Más allá de la presencia que despierta la presencia Romero desde el arco, la defensa mostró tantas o más debilidades que en el clásico con Brasil. Zanetti no fue ni vino, Domínguez durmió en los cierres, Heinze... Heinze todavía está tratando de explicar qué quiso hacer en el inicio de la jugada del gol paraguayo quedando desparramado en el mediocampo. Papa se mostró débil y sin buen pase. Pero el problema fue general. Sin patrón de juego ni variantes, Verón pareció el menos perdido. Le duró poco. El resto no supo recuperar ni sumarse al circuito de juego. Dátolo intentó pero ¿cuándo va a mandar un centro inteligente? ¿Tiene sentido buscar por arriba a Agüero?

Pero Argentina tuvo tantos problemas para recuperar la pelota como para saber qué hacer con ella. Messi no encontró ni la posición ni la bocha. Empecinado en acumular gambetas, no advirtió que algunos buenos arranques merecían pase y no choque con un defensor.

Entre tanto descontrol, Paraguay tuvo en Haedo y Barreto dos chances que el palo y el travesaño salvaron a la Argentina. A la suerte había que ayudarla y en la tercera clara, Haedo Valdez justificó esa admiración que genera en su gente y con un zurdazo cruzado sacudió la red.

La respuesta argentina fue una mezcla de desesperación-descontrol insólita. Con rendimientos individuales bajísimos, con deficiencias tácticas notables y la sensación de que podrían jugar una hora más y Argentina no conseguiría el empate.

Maradona, que casi no abrió la boca para dar indicaciones, deberá refundar su propio equipo. El final, casi cirquense con Schiavi y Palermo intentando el empate heroico, nos dejó en un quinto lugar doloroso. Ahora se viene Perú y Uruguay para pensar que Sudáfrica aún no queda tan lejos.