viernes, 17 de octubre de 2008

Ta Ta Ta Ta


Sudáfrica ya le da la bienvenida a Paraguay y Paraguay le da la bienvenida a Edgar Benítez. Dos en uno para dejar a la Argentina y Brasil casi jugando por el segundo puesto. Porque si encima gana cuando juega de regular para abajo...

Las buenas intenciones de Perú duraron hasta que Paraguay ajustó un poco las clavijas de su defensa y empezó a meter algo más de rigor en el medio. Mejor dicho: no se acabaron ahí las buenas intenciones visitantes sino que ya no hubo tanta sensación de peligro. Nunca fue para tanto, ojo, pero el que tenía la pelota, el que la cuidaba, el que la trataba bien era el último de las Eliminatorias. Del puntero no había ni noticias. La noticia estaba en el silencio atroz (tampoco tanto como aquella noche del Monumental, 'no, Ahumada?) de un Defensores del Chaco colmado.

Perú, perdido por perdido, al menos según lo que dicen los números de la tabla, salió a jugar relajado y eso le permitió sacarle ventaja en los puntos a Paraguay pero lejos estuvo de meterle una mano noqueadora. Tiró una buena (cabezazo de Fano de emboquillada) pero la evitó la cintura de Villar que, arqueándose hacia atrás, mandó la pelota al córner con las uñas. El puntero, en cambio, ni siquiera sacó una mano. El único uuuhhh llegó por una carambola: tiro libre de Morel, desvío en el camino y gran reacción de Butrón.

Así no iba y Martino lo habrá notado tanto como su gente. Alguna reprimenda en el descanso y Paraguay, por lo menos, fue un equipo orgulloso. Sin recursos más que los centros al área y un a la carga Barracas con mucho de carga y poco de juego. Pero el Tata tenía un as en la manga... Una lesión muscular dejó afuera a Roque Santa Cruz y lo que era una mala noticia para Paraguay terminó transformándose en buenísima. El técnico argentino llamó a Edgar Benítez, 24 años, goleador del Sol de América y del torneo (Basile lo copiaría luego con Sand) y lo mandó a la cancha en el momento oportuno. Cuando la defensa peruana se iba sintiendo cada vez más segura, apareció un diablito que empezó a poner la pelota en el piso y a encarar con mala intención. Además, no se estacionó y fue capaz de hacer nudos rivales por derecha y por izquierda. Y, sigo entregando por el mismo precio, también empujó a la red la pelota que bajó Tacuara. Paraguay ya está en Sudáfrica, sólo falta que lo digan las matemáticas.