Con el equipo que pidió Maradona y Riquelme como su bandera, Basile se juega la primera parada de esta dura doble fecha de Eliminatoria. ¡Vamos Argentina!
En el reparto, salió ganando Maradona. Desde Neuquén, desde el showbol, en todas partes. Como un D10S. Verá a Riquelme, Agüero, Tevez y Messi en el mismo pasto.
En el reparto de pecheras, sobre el gong, salió ganando Riquelme. Desde el predio de la AFA hacia el Monumental (con escala verbal en el paraje Cáceres). En el reparto de decisiones, salió ganando Basile. Desde atrás hacia adelante. Principalmente adelante. Andar por la vida con los zapatos justos o con una piedrita recorriendo la plantilla es una opción. Morir con las botas puestas, otra. Más jugada. Más kamikaze. Hubo un pacto puertas adentro. De ellos. De los que llevan tres pardas seguidas y cinco partidos sin ganar. Hay un combo ardoroso puertas afuera. Uruguay y Chile. Tabárez y Bielsa. Y una clara postura de erradicar añejos interrogantes y gestar nuevas dudas. Un cuento sin colorín colorado. A lo Hansel y Gretel, Coco fue inteligente en recoger las migas de pan que Diego arrojaba sobre los bosques de Ezeiza. Bah, o un buen modo de disfrazar cierta falta de autocrítica (y no sólo por una convocatoria silenciosa, sin tiros contra los contras de siempre y con los ocasionales que logra imaginar). Los charrúas, por caso, tendrán esta tarde noche que soportar a Heinze, de aparente exclusión por los siglos de los siglos, tras su autogol contra Paraguay. Tendrán que eclipsar a Tevez, quien se había inmolado tontamente contra los guaraníes. Tendrán que hacer de los cuatro fantásticos, cuatro fantasmas. No es poco, a pesar de las ventajas que trascienden. No hay nueves de área, no hay desborde por las bandas. Nada. Sólo una buena formación a pedido del público, palomera, con decorosas individualidades y la eterna promesa de un juego colectivo que nos espera en Sudáfrica pero que se estaciona peligrosamente a un puntito del Repechaje contra el caribeño de turno (aunque sin canguros, como la última experiencia argenta, y con Alfio). Y el gobernante de turno, el que te ilusiona y se planta en la plataforma electoral, el fantástico nacional, es Juan Román. Sí Diego. Se animó. Estamos en las manos del 10. De D10S...
El último ensayo simuló una de misterio. Del otro lado de las lonas, del otro lado de los dos policías, del patrullero, en la cancha de más allá, la más lejana a la Ricchieri, el Coco repartió pecheras. Rojas para los titulares, que sumaban nueve manchas vermellón a la distancia. Y todos a correr. Ni Agatha Christie lo hubiese dispuesto así. Confirmación para Cambiasso (el jueves reemplazado en el fulbito por el Lobo Ledesma), gracias por todo para Diego Milito y Bergessio (con Messi y Agüero aptos para todo público) y tanto Heinze como Riquelme en veremos. Pero Sonri se calzó la sin mangas y confirmó que no dejó Madrid en vano, como se especulaba. Y, último en la fila, Juan Román (de asistencia perfecta en el largo camino al Mundial y en duda, por desgaste acumulado, hasta el final) se la acomodó a la hora de la última pizarra. Fueron 45 minutos sobre el arco lindero al estadio Nacional de Béisbol (perdonalos Diego) donde Coco priorizó la ofensiva sobre la defensa. Mucho gol. Poco home run. Y Basile en la puerta del área, intentando cazar el rebote, intentando que reboten sus ideas para acallar comentarios socarrones y que la Cordillera no se le vuelva encima. Hizo los deberes. Escuchó palabras autorizadas, ninguneó a zagueros xeneizes transfronteras, dispuso que sus cuatro mejores hombres de ataque (en euros, libras esterlinas, pesos y pelota al piso) tengan más que 74' juntitos en cancha. Sí, como ante Bolivia en estas Eliminatorias. Oh casualidad, el último triunfo oficial argentino (3-0), hace casi un año... Ojo, no sólo Riquelme está bajo la lupa. 'Chivito uruguayo o más chivo expiatorio todavía? A ganar entonces. Y a jugar.
Fuente: www.ole.com.ar